domingo, 4 de noviembre de 2012

LA DEFENSA DE LA CATEDRAL DE BUENOS AIRES




Por M. Virginia O. de Gristelli
2 de noviembre de 2012

Siempre habrá dos miradas, como hay dos banderas, y es preciso enrolarse fielmente sólo en una, y aprender a mirar…
La mirada del mundo: numerolátrica, meteorológica, eficientista y siempre miope.
La mirada de los hijos de Dios: arraigada en su Palabra viva, en la Tradición bimilenaria de su única Iglesia y el testimonio de miles de hermanos nuestros que ya contemplando cara a cara su Divina Faz, nos señalan el rumbo, con sus huellas en la Historia, la historia de la verdadera Libertad -que nada tiene que ver con la Revolución Francesa anticristiana- sino con la docilidad a la Verdad, porque sólo Ella libera (Jn. 8,31), aún –y sobre todo- desde la Cruz.

La Providencia quiso que el 1 de noviembre, Fiesta de Todos los Santos, en el Año de la Fe, se congregara un “Pequeño Rebaño” de hombres y mujeres que pretendimos demostrar al mundo que el deber –pues ya no es sólo derecho- de defender los templos y signos sagrados, es la defensa de nuestra propia médula de católicos, hijos de la Iglesia, cuya fe nos gloriamos de profesar en razón de nuestro bautismo.
No son paredes, ni meros monumentos históricos, sino el alma de la civilización cristiana que hoy se ataca por doquier atacando a la Familia, a la vida inocente del niño por nacer, a la Verdad Una y singular, al Orden Natural, a la Belleza y a la Luz.

Nosotros vivimos en esta circunstancia, un destello de esa Luz: vivimos la unidad de la oración y la acción. Así como en la catedral unas piedras sostienen a las otras, nosotros, piedras vivas, nos sostuvimos mutuamente, cada uno con las gracias que Dios le había dado: la mirada atenta, la palabra, el canto, la astucia, la energía, la reacción; sin contraposiciones estériles que abonan un lenguaje dialéctico completamente ajeno al sentir católico (que es un “y…y” inclusivo, cuidando siempre el orden de la caridad).
En un principio, los cálculos mundanos pretendieron “escondernos” en una calle lateral considerando el absurdo de que la presencia de católicos ante un templo católico resultaría “provocadora” para los pregoneros de la muerte, que pretendían agraviarla. Pero María Santísima, “terrible como ejército formado en batalla” nos alentó a mantenernos unánimemente firmes en la negativa a retirarnos, y las fuerzas policiales debieron pedir refuerzos para protegernos, recordándoles que su deber era proteger nuestros derechos, y no fundar la paz en conculcarlos.
El templo iba a permanecer cerrado, y Ella también seguramente, como Reina de todos los Santos, dispuso todo para que antes de llegar las hordas, viviésemos juntos unas Vísperas solemnes, con el Santísimo Sacramento expuesto, antes del enfrentamiento.
Luego la Santa Misa se celebró dignamente, mientras afuera, un ejército de Rosarios velaba por ello, como los guardias cuidan el Tesoro.
La invocación a San Miguel Arcángel y a todos los santos, especialmente a Santiago, a San Bernardo, a Santa Juana, iluminaron los semblantes, como los Vivas a Cristo Rey durante varios momentos, como un himno marcial, tapando las voces discordantes del odio impío y la blasfemia.
Un regalo impredecible e inestimable, digno de párrafo aparte, lo constituyó la presencia permanente de un fiel sacerdote de Cristo –vestido de rigurosa sotana, e incluso sin arredrarse luego de haber sido alcanzado por uno de los elementos que arrojaban del otro lado- recorriendo nuestra “trinchera”, y cosechando algunas confesiones tal vez largamente demoradas, cuya valía sólo en el cielo contemplaremos cabalmente. ¡Ay, si su ejemplo valiente cundiera, se multiplicarían sin duda los ramilletes de almas para ofrecer al Padre!. Vaya desde estas humildes líneas, nuestro más profundo y sincero agradecimiento.

Al término de los “incidentes” (como le gusta titular a los medios, que minimizan todo lo grande y enaltecen todo lo sórdido y minúsculo), retirados los nubarrones de la tormenta, sin que los enemigos de la Fe y de la Patria hayan logrado su objetivo, aún nos quedamos un buen rato, y en acción de gracias compartimos un último rosario –el de los misterios luminosos- a María Auxiliadora, Reina de Lepanto, Nuestra Señora de las Victorias, Madre de la Merced, pidiendo luz abundante de conversión para todos los corazones, de ambos lados de las vallas, para que Ella nos reúna un día en el seno del Padre. Suplicamos gracias de conversión abundantes, y no dudamos de que las habrá, aún entre los policías –a quienes habiéndole quitado con los últimos gobiernos la formación religiosa, esto puede haberles servido tal vez como incentivo para buscarla-, a algunos de los cuales pudimos luego recomendar el uso del Escapulario, y repartir alguno, antes de retirarnos cantando a voz en cuello la Salve Regina, donde unas horas antes se ventilaron blasfemias. Porque no concebimos la defensa de la vida al margen de la Madre del Autor de la Vida; porque “de Santa María, nunca bastante”, como nos enseña San Bernardo, sin necesidad de someterlo a plebiscito. Pues nos parece lastimoso que algunos limiten la defensa de la vida a una dimensión política, acomodándola al sufragio popular o a componendas ecuménicas, atendiendo así sólo a las consecuencias sin mirar a las causas. Es hora de afirmar con energía que el aborto es sólo una punta del iceberg, y que NO es ese el mayor pecado, sino la apostasía escandalosa del Pueblo de Dios, que claudica ante el cáncer demoliberal.
Hay que pensar que si el mundo nos pisotea muchas veces, no es por haber sido fieles testigos del Señor que venció al mundo, sino tal vez porque como sal, los católicos hemos perdido el sabor; “Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres” (Mt 5,13). Y no podremos restaurar un orden cristiano ni justo en nuestra Patria al margen de la afirmación contundente del Reinado Social de Cristo.
Esto jamás lo comprenderán los medios, que como ciegos guías de ciegos, se asombran del enfrentamiento de “posturas antagónicas sobre el aborto”, y no advierten que se trata aún más radicalmente, de dos posturas antagónicas sobre el hombre, la vida y el universo. Y que no pueden conciliarse mediante pactos de convivencia democrática, sino sólo mediante la conversión de todos los corazones, en el sacramento de la Penitencia y de rodillas ante el Señor Sacramentado.

Ha sido éste, pues, un día memorable, en fin, para todos nuestros corazones, porque en medio de tantos sinsabores que agobian a nuestra Patria, y que son nuestra Cruz, junto a la Mater Dolorosa -Causa de nuestra alegría- nosotros queremos estar de pie, y para ello pedimos Su gracia.
Es preciso recordar que mientras la Iglesia Triunfante nos estimula con su ejemplo desde la gloria, la Iglesia Purgante es la única porción del Cuerpo Místico que ya únicamente puede padecer, y no merecer.
Es a nosotros, en cambio, miembros de este Cuerpo aquí en la tierra, aún sujetos al influjo de los enemigos del alma, a quienes nos compete librar “el buen combate”. Muchos olvidan lamentablemente, que además de ser Iglesia Peregrina, el nombre propio con que la Tradición nos designa es el de Iglesia Militante, pues milicia es la vida del hombre sobre la tierra (Jb.7, 1-4), y la salvación no está cifrada en una abstinencia “ecologista” de no hacer el mal (tampoco lo hacen las momias), sino, a semejanza de Nuestro Señor, pasar la vida haciendo el Bien.
Es preciso afirmar que no se puede obrar el Bien divorciándolo de la Verdad, y que la corrupción de las costumbres comienza por el alejamiento de Ella, que es Cristo Rey del Universo. Al falsear la doctrina católica, desconociendo el Catecismo, desoyendo al Magisterio, no se puede obrar realmente el bien, porque de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Se explica entonces que entre las tentaciones opuestas de nuestro obrar a tientas, encontremos por una parte, el desprecio a las obras, en un quietismo luterano deprimente -como lo es toda herejía, que recorta la Luz de la Verdad-, y por la otra, el voluntarismo semipelagiano que pone el acento sólo en los métodos humanos, y relega la gracia a la mera condición de “bastón”, cuando por el contrario, todo el bien del hombre, de la Patria y del universo, consiste en secundarla, porque es ella –es Cristo- quien lleva la delantera y marca el rumbo. El no nos dijo jamás que sin El podríamos hacer muy poco, o de mala manera, sino que “sin Mí, NADA podéis hacer”.
Es la hora del combate, sin duda. Y que rezar es combatir, nadie lo duda, pues sin el sostén de la oración, corazón de la Iglesia, todo esfuerzo es vano e incompleto, por más recaudos estratégicos que se tomen del caso.
Pero la tierra no es el Purgatorio (y es bueno recordarlo, en momentos que, apremiados por las necesidades presentes y confundidos por la enfermedad del individualismo, se olvida a menudo el deber de caridad de rezar por nuestros difuntos, y se predican tan menguadamente las indulgencias…), y eso significa que hasta tanto no nos llame el Padre, a nadie le es lícito desertar de su puesto en medio de la batalla, limitándose a las quejas.
¿Que no hay forma “razonable” de tener esperanza? ¿Y desde cuándo la esperanza de los hijos de Dios se apoyó sobre las bases razonables de nuestras solas fuerzas? Y ahí asoma la cola pelagiana… Ni en Covadonga, ni en Lepanto, ni en tantísimos episodios de la historia sagrada y aún en nuestra historia nacional, Dios requirió las fuerzas de sus hijos como “garantía”, sino al contrario: “en tu debilidad se manifiesta mi fuerza”(2 Cor.12,9).
¿Por qué nos insiste tantas veces Nuestro Señor en el Evangelio, y también Nuestra Señora en sus múltiples apariciones, en el “No temáis”? Porque precisamente, si miramos con la mirada secular, todo hace pensar que debemos temer, y mucho. Y por eso el “escándalo”, el estupor del mundo: “¿Cómo se atreven éstos..?¿Quién los sostiene…?” Pero ahí está la levadura, para que fermente la masa; ahí están los peces y los panes, para que El obre las maravillas que quiera, como Rey Soberano de las almas y el mundo. “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal: ¡ten piedad de nosotros y del mundo entero!” Y Él sí que es el Fiel, porque no puede desdecirse a Sí mismo.
La hora de la batalla es la hora de la alegría, de la entrega de corazones jóvenes, que nada conocen de edades cronológicas, sino todo rebosantes de esperanza. Hija de la esperanza es la fortaleza, como lo es el canto.
Quiera María Santísima, Reina y Generala de esta Patria cuya bandera es Su manto, ordenar nuestras filas de soldados de Cristo, para conducirnos siempre a librar el buen combate, y como pedía el beato Manuel González, ¡no quiera Ella permitir que nos cansemos!
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Patria católica y mariana! 

APOSTILLAS A LA DEFENSA DE LA CATEDRAL



Por Alejandro Bunge 
1) Es el Estado quien debe defender el orden público. La población acude en defensa de sus bienes cuando falta el Estado. Ocurre con la seguridad, con el desorden económico, y también con la defensa de los bienes fundamentales de una nación: la Fe y las familias.
2) La experiencia de la Catedral de Posadas nos dejó en desamparo. Hasta el Clero abandonó su puesto. El Estado obedeció al Clero y no apareció a poner orden. Sólo parte de la población defendió lo que había que defender supliendo los poderes del Estado. Y los que atacaron, sabiendo que no habría orden público, pasaron la raya. La de la decencia, la del orden, la de la dignidad, la de lo humano. Actuaron como endemoniados.
3) Nos planteamos que eso no ocurriría en el ataque a la Catedral. No manifestaron Las Rojas, el Mas y el PO a favor del aborto. Manifestaron en contra de la Iglesia, en contra de la Fe y de la familia. Sus lemas fueron públicos: “la Iglesia que más ilumina es la que arde”. Y sabemos que son capaces, porque lo intentaron en Posadas.
4) Apareció el estado. Apareció el orden público. ¡Bien! La brigada antimotines en canchas de fútbol se hizo presente. No como dice la prensa. Digámoslo: de espaldas a nosotros, formando un cordón frente a las hordas ululantes (había quienes ululaban). Nosotros hubiéramos podido pegarles, degollarlos. No esperaban de nosotros un ataque. La Policía lo esperaba de Las Rojas, del Mas y del PO. Recibieron insultos, escupidas, golpes, botellazos, petardos, pintura. Todo lo que hubiéramos recibido nosotros, menos de lo que hubiera recibido la Catedral.
5) Apareció la prensa. ¿Imparcial? No, sólo del lado de ellos. La policía temía el ataque de ellos, la prensa no. Pasó un fotógrafo. Foto y foto, con obsesión irritante al sacerdote y a nosotros. ¿Foto a la cara? Sí, y al bajo vientre (¿?). Se llama mala leche. Si le avisás que se le puede romper la cámara en el tumulto (el seguro no cubre esa rotura) te dice ¿me amenazás? Pero se da vuelta y se va. Y publica todo lo que puede en contra nuestro. ¿Fotografiaron el desastre que hicieron estos/as endemoniados con las paredes del Cabildo y del palacio municipal? ¿Qué impuestos van a pagar esos daños? Las bombas de pintura, las meadas, los graffitis insultando Iglesia y policía, pidiendo muerte y fuego. Los mismos que acusan de eso a la Inquisición. Santa Inquisición.
6) La resistencia. Hubo de todo. Quienes preferimos marcar el límite y quienes prefieren resistir a pie firme sin responder. El enemigo nos une por el espanto. No todos pensamos igual. Incluso sabemos que una espiral de violencia no nos conduce. Ni a la Patria católica, ni al orden deseado. ¿Qué camino queda? Que el buen Dios conduzca las acciones y nos inspire la prudencia. Pero estos endemoniados no pueden avanzar más.
7) Volver al principio. El Estado debe poner orden. Los católicos no dejaremos que estos pederastas, asesinos de niños, perversores de jóvenes, odiadores de la Fe, travestidos monstruosos, sigan campeando por las calles como si su delito fuera un derecho. El Estado debe castigar el delito. Este, el de los ladrones y los asesinos. Si el Estado no lo hace la población lo hará. Los católicos lo harán. Aún y a pesar de su clero.
8) Las gracias. A los mártires de La Vendeé. A los Carlistas. A los mártires de la guerra civil argentina y al General Juan Facundo Quiroga, que nos enseñó que cuando la revolución asalta las Iglesias, mata los Sacerdotes y viola las mujeres o niños, la única bandera posible es Religión o muerte (que es como decir Orden o muerte). Al general Rosas que sacrificó su felicidad en defensa del Orden. A los Cristeros. A los mártires de la guerra española del ´36. A los que vieron la revolución mundial y murieron en defensa de un orden que dos Guerras mundiales arrebataron. A los mártires de Rumania, Hungría, Polonia y los países de esa región. A los millones de mártires rusos. A los mártires cubanos, víctimas de la pistola del Che. A los mártires americanos que pararon la guerrilla. A Genta. A Sacheri. A tantos que en la Patria murieron defendiendo la Fe y la familia. A la Iglesia que resiste los cambios revolucionarios que anidan en su interior. A todos los anónimos que nos marcaron el camino de la contrarrevolución desde la Rev. Francesa a nuestros días. Y desde antes. Gracias. Recen por nuestro pueblo, por nuestros pueblos, por la Cristiandad bendita.

MONS. AGUER: EL SÍNODO LLAMÓ A "VIVIR EN SERIO LA VIDA CRISTIANDA"



MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata, que acaba de llegar de Roma, donde participó como Padre Sinodal elegido por el Papa Benedicto XVI de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tuvo tema de análisis “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, realizó su reflexión televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), mediante un reportaje donde dio cuenta de ese gran acontecimiento eclesial internacional.
Durante la nota con el conductor y creador del programa “Claves para un Mundo Mejor”, el periodista Tito Garabal, el prelado platense explicó los temas centrales propuestos, comentó como fue esta primera experiencia como participante de un Sínodo Internacional, detalló cómo era la cotidianeidad de la tarea en esos días, compartió anécdotas, señaló la mirada sinodal sobre los medios de comunicación y se refirió a su mirada de Benedicto XVI a quien tuvo durante la Asamblea Sinodal a escasos metros de donde estaba ubicado y con quien compartió diversas concelebraciones.
Mons. Héctor Aguer comentó que se habló de “Conversión que no es cambio de estructuras pastorales o de métodos”; que hubo “una valoración altamente positiva de la Parroquia como un verdadero “centro misionero y por tanto articulada orgánicamente en su interior, con gente preparada para eso”; se refirió a las conclusiones y propuestas finales de los Padres Sinodales; explicó que “se habló mucho de los nuevos medios, de las nuevas tecnologías” y “el hecho de que los jóvenes vivan en el mundo virtual”.
Por último tras afirmar que “el Papa es un hombre de Dios, evidentemente” ahora “probablemente prepare una exhortación apostólica en la que no solamente recogerá las proposiciones, si le parecen bien, sino que, y esto me parece lo más interesante a mí, nos brindará su pensamiento acerca de esto” que supone será “una exhortación a vivir en serio la vida cristiana.
“Una cosa más me gustaría destacar es la celebración del Año de la Fe y la liturgia papal que realmente es una cosa bella. El Papa habla frecuentemente del camino de la belleza para llegar a Dios. La Liturgia no es solamente la realización del misterio, de la presencia de Cristo muerto y resucitado por nosotros sino que es también un camino para barruntar lo que es la belleza de Dios, lo que es la belleza de la fe. En ese sentido la Liturgia es pedagogía. El Papa en ese sentido es un maestro. Y uno lo percibe inmediatamente”, concluyó.
Adjuntamos el texto completo del reportaje a Mons. Héctor Aguer:
¿Cómo ha sido la experiencia del reciente Sínodo?
“Creo que es la percepción de que estamos empeñados en la obra de Dios, en la misión de Cristo, y por tanto había un deseo de satisfacer las exigencias de esa misión, de una constante apelación a la presencia continua del Espíritu Santo”.
“Hablamos de una conversión. Conversión que no es cambio de estructuras pastorales, por ejemplo, o de métodos sino que hay cosas que habrá que revisar porque muchas de ellas son contingentes si no hay cambio personal y comunitario”.
“A mi me sorprendió gratamente que, por ejemplo y para definir algo muy particular, ha habido una valoración altamente positiva de la Parroquia. ¿Por qué? Hace unos años cundió una especie de crítica. Aquí se habló de la Parroquia como algo central para la transmisión de la fe y para la nueva evangelización pero de una Parroquia que no sea un sitio poco abierto, digamos así, donde la iglesia está siempre cerrada o exclusivamente dedicada a esperar que la gente venga para recibir servicios religiosos sino una Parroquia que sea un centro misionero y por tanto articulada orgánicamente en su interior, con gente preparada para eso”.
“La idea fundamental acerca de la transmisión de la fe es que el sujeto es la Iglesia toda, no solamente el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los católicos más empeñados en la vida pastoral como colaboradores del Párroco, por ejemplo, sino de todos los cristianos, todos los miembros de la Iglesia”.
“Eso supone un cambio de perspectiva y a eso se le da el nombre clásico de conversión. Ahora la cuestión concreta es cómo se hace, cómo se logra efectivamente eso. De hecho había una intención muy fuerte puesta en ese tipo de renovación”.
¿Cómo era la tarea durante el Sínodo?
La Congregación General de la mañana comenzaba a las 9, cuando había congregación general, con el canto de la hora tercia de la Liturgia de las Horas. Muy bello, en latín, con el coro que nos acompañaba todo el tiempo y el Santo Padre asistió a muchas, a la mayoría de las Congregaciones Generales”.
“Después de la oración de la Hora Tercia comenzaba el programa sinodal. Al principio se escucha al relator general, el Arzobispo de Washington quien proponía la relación antes de la discusión, es decir que a partir de un instrumento de trabajo él ofrecía algunos caminos para la discusión sinodal”.
“Luego, y eso duró más de una semana, las intervenciones de los Padres Sinodales. Cada uno tenía cinco minutos y ahí estuvo la mía también de la que hablamos en el programa anterior”.
“Luego en la congregación de la tarde, en la última hora, de 18 a 19, había discusión libre, a la que uno podía anotarse. Todo es electrónico y si el tiempo daba, teníamos 3 o 4 minutos también para intervenir libremente. Esto dio una mayor agilidad y debo destacar que este debate es una novedad que el Papa Benedicto XVI hizo instrumentar hace un par de sínodos”.
“Después, cuando terminaron las intervenciones de los Padres Sinodales, comenzó el trabajo en los grupos menores, en los círculos lingüísticos. Había dos de lengua española, tres inglés, uno de francés, dos de italiano y uno de alemán. Y en los grupos, en los círculos menores como se los llama, éramos unos 25 o 26 en el nuestro, había que ir esbozando las proposiciones”.
“En total se reunieron como 350 proposiciones que luego pasaron a la Secretaría General y de allí al Relator General, con el Secretario especial y sus ayudantes, las trabajaron como resumiéndolas y dejaron finalmente 57 proposiciones. Luego eso volvió a los círculos menores para que se propusieran modificaciones y por cada círculo menor pasan todas las proposiciones. Ahí se proponen modificaciones que luego el Relator General con sus colaboradores acepta o no, introduce o no, y se hace un elenco de proposiciones que es lo que hay que votar finalmente por sí o por no”.
¿Alguna anécdota que recuerde o algo que le haya llamado particularmente la atención?
“Hay que recordar también que además de los Padres Sinodales había auditores, hombres y mujeres, algunos religiosos y religiosas pero también muchos laicos. Ellos si querían podían intervenir y se les daba oportunidad de intervenir”.
“Me impresionó especialmente la intervención de un auditor, un joven de 23 años, catequista de la Diócesis de Roma, que comenzó exposición diciéndonos: “Ustedes hablaron de cómo les parece que los laicos debieran empeñarse en la Nueva Evangelización y yo quisiera hablar de cómo me parece que debieran empeñarse los sacerdotes. Como nos parece a los jóvenes que deben ser los sacerdotes que hoy necesitamos. Hizo una exposición realmente admirable sobre como el joven de hoy quiere un sacerdote integro, bien formado, que tenga una base cultural sólida, un hombre de fe ardiente, totalmente entregado al Ministerio”. Fue recibido con un aplauso, fue el aplauso más importante del sínodo. Realmente fue conmovedor porque yo creo que el muchacho este dio en el clavo”.
“La cuestión es ésta: la transmisión de la fe hoy requiere de la participación de todos. Una participación por supuesto articulada, orgánica pero cada uno en su ambiente. Se habló, por ejemplo, de la importancia de la familia, que es algo que con la crisis de la familia, los desastres que ocurren y todo lo demás ha quedado muy aminorado”.
“Luego, yo decía al comenzar que se señaló la importancia de la Parroquia y también la importancia de lo que se llama el primer anuncio. Esto tiene que ver con el concepto mismo de Nueva Evangelización”.
“Las primeras proposiciones entregadas al Papa se refieren a la naturaleza de la Nueva Evangelización. Y en esto ha habido un deslizamiento del concepto. En el instrumento de trabajo, y el Santo Padre varias veces ha hablado de eso, la Nueva Evangelización parecía referirse a los países de vieja cristiandad donde la fe hay quedado muy aminorada, donde hay deserciones de la vida de la Iglesia. Pero también se extiende a regiones, a países enteros en los que el Evangelio todavía no ha llegado a todos”.
“Entonces allí lo fundamental es el primer anuncio, el primer anuncio que es, en griego, lo que se llama el kerigma y es el anuncio de que Dios nos ha enviado a su Hijo Jesucristo que murió y resucitó por nosotros y que vive en la Iglesia y allí nos comunica su Espíritu. Ese núcleo esencial es lo que hay que todavía predicar y no solamente en ese mundo, podríamos decir todavía pagano para darle un nombre, sino también a los fieles de nuestras comunidades hay que recordarles lo central de la vida de la fe y aprovechar el Año de la Fe y relacionar estas dos realidades y aprovecharlo para que ellos puedan tener ámbitos de formación integral de tal manera que estén preparados y puedan asumir ese papel de ser sujetos en la transmisión de la fe”.
¿El tema de los medios de Comunicación estuvo presente en esta Asamblea del Sínodo?
“Sí se habló. No se habló de “Claves para un Mundo Mejor”, tampoco de la televisión pero se habló mucho de los nuevos medios, de las nuevas tecnologías. Y esa es una cuestión difícil de instrumentar en este orden porque, por ejemplo Monseñor Claudio Celli, que es el Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, planteó el hecho de que los jóvenes vivan en el mundo virtual”.
“Ahora bien: ¿cómo entra el mensaje cristiano en el mundo virtual? Lo enunciamos como una necesidad, como algo que hay que afrontar pero, tengo la impresión, ya que yo soy medio antediluviano, que no hay recetas para esto. Hay que ir ensayando y sobre todo esto, que también se dijo en alguna de las reuniones, muchas veces la entrada de los chicos en el mundo virtual es para vivir en la pavada. Entonces: ¿cómo sacarlos de la pavada a la seriedad de estas cosas fundamentales en el estilo que corresponde a la juventud, en el modo de exposición que ellos puedan captar y entusiasmarse? Yo diría, sobre todo aquí sí, el anuncio es presentar a los jóvenes la figura de Jesús”.
¿Cómo continua ahora todo ese trabajo realizado por los Padres Sinodales y cual es la conclusión que quisiera que llegara a nuestros televidentes?
“El Papa probablemente prepare una exhortación apostólica en la que no solamente recogerá las proposiciones si le parecen bien sino que, y esto me parece lo más interesante a mí, nos brindará su pensamiento acerca de esto”.
“Me gustaría decir que el Papa inauguró las Congregaciones Generales del Sínodo con una breve meditación, fueron unos diez minutos sin leer, donde, comentando el himno de la Hora Tercia, que es un himno al Espíritu Santo, hizo una meditación que fue realmente conmovedora. El Papa es un hombre de Dios, evidentemente. Ahí nos planteaba lo esencial que puede quedar, en todo caso quienes nos siguen cada sábado en Claves, que es una exhortación a vivir en serio la vida Cristiana. Eso que decimos que cada uno se sienta sujeto en la transmisión de la fe, eso es posible si se recrea un nuevo entusiasmo por ser cristiano, y una nueva comunión con Jesucristo, es el redescubrimiento de nuestra relación con Jesucristo”.
“Me parece que esa es la cuestión clave. Si todo esto puede llegar a las distintas comunidades de la Iglesia, a través de los padres sinodales o de los demás participantes del Sínodo o a través del mensaje del Sínodo que se ha difundido y que es muy importante, pero sobre todo a través de la exhortación apostólica que esperamos del Santo Padre, entonces creo que será una gran bendición para la Iglesia de hoy”.
“Una cosa más me gustaría destacar es la celebración del Año de la Fe y la liturgia papal que realmente es una cosa bella. El Papa habla frecuentemente del camino de la belleza para llegar a Dios. La Liturgia no es solamente la realización del misterio, de la presencia de Cristo muerto y resucitado por nosotros sino que es también un camino para barruntar lo que es la belleza de Dios, lo que es la belleza de la fe. En ese sentido la Liturgia es pedagogía. El Papa en ese sentido es un maestro. Y uno lo percibe inmediatamente”.

NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: Al sínodo asistió una "obispa" en representación de todos los metodistas para la "nueva evangelización" ¿Cómo le ha llegado la Sucesión Apostólica para ella ser actualmente "obispa"?:

ATAQUE MARXISTA A LA CATEDRAL DE BUENOS AIRES


Grave Ataque a la Catedral Primada

Los Abortistas se quedaron con las ganas
Deo Gratias

La bandera de Quiroga, cobijó a los defensores.

¡Vea abajo un video del ataque a la Catedral!



Por Montasser al Shufie

Cuando desde el Arzobispado nos dijeron anteayer, que se habían tomado recuados para defender la Catedral del probable ataque de las huestes que marchaban desde el Congreso hasta Plaza de Mayo para exigir el aborto, tuvimos alguna duda sobre la consistencia de esos "recaudos" prometidos.
Pero al llegar en la tarde de ayer, Solemnidad de Todos los Santos, nos encontramos con un operativo perfectamente montado.
El atrio del templo cardenalicio estaba rodeado por una firme y alta valla metálica, y efectivos de la policía patrullaban el lugar. Habían llegado allí por requerimiento del Sr. Rector de la Catedral, Pbro. Alejandro Ruso, y con el consentimiento del Cardenal Bergoglio.
Fuentes seguras nos han informado que Su Eminencia se comunicó telefónicamente desde la curia Arzobispal a la Catedral, más de una vez durante la tarde de ayer, para asegurarse de que todo estuviera dispuesto.
Saben nuestros lectores que este blog ha criticado duramente algunos aspectos de la gestión arzobispal, pero nobleza obliga, y aquí se hizo lo que debía hacerse. La Catedral protegida por la fuerza pública y abierta a los fieles en la Solemnidad de Todos los Santos, como si nada pasara.
Un grupo importante de los entusiastas y valientes fieles que acudieron para defender el augusto templo, optaron por quedar fuera de las vallas por considerar que estaban demasiado cerca del mismo; y para asegurarlo más con sus propios cuerpos. Quizá también haya existido el inconsciente deseo de vengar la reciente ofensa de Posadas
Los acompañó en su decisión, aunque considerara más prudente colocarse tras la valla, un sacerdote de sotana quien, al ponerse en contacto directo con el enemigo luciendo el hábito eclesiástico, se hizo acreedor, entre otras cosas, a dos poderosos huevazos de su parte; y al premio mayor de la jornada por la nuestra.
Luego del Solemne Oficio de Vísperas, y de la adoración del Santísimo Sacramento, comenzada la santa Misa, empezaron a arribar las columnas de abortistas y marxistas a la histórica plaza.
Porque ha de saberse que la parte sustancial de estas columnas, estaba formada por militantes políticos que se mueven por mandato comiteril y financiamiento abundante. Por lo cual no se puede decir con verdad que haya sido una marcha pro aborto estrictamente.
Un importante grupo se dirigió hacia la Catedral para seguir la acostumbrada liturgia profanante, pero se encontró con los soldados de Cristo Rey y el cordón policial.
Se oyeron los insultos de uso, a la Iglesia, a Cristo Rey, a los sacerdotes, a las Fuerzas del Orden; y del lado católico, donde la sangre joven bullía en las venas impulsando el cuerpo a la batalla, se alzaron voces clarificantes: ¡Asesinos! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Reina! ¡Viva la Patria!. Mientras otros rezaban el Rosario y la oración a San Miguel Arcángel.
Comenzaron a llover huevos sobre el atrio de la Catedral, una lanza que había sido usada para portar una bandera de la muerte, voló hacia el interior de las vallas y, de no haber sido desviada por la mano de un hombre, habría impactado en el rostro de una adolescente.
Los soldados de Cristo Rey, enlazados en una cadena de almas y cuerpos, no estaban dispuestos esta vez a tolerar escupitajos y empellones, lo que implicó puntos de fricción que obligaron a intervenir a la Guardia de Infantería Policial.
Mientras esto sucedía, terminada la Santa Misa que tuvo sus latines, el Rector se hizo presente en las puertas que permanecían abiertas.
El pastor con sus fieles.
Después del tiempo necesario para que una tarde luminosa se convirtiera en negra noche, luego de insultar a destajo y de agredir inclusive a las fuerzas policiales, como se ve en el video de abajo, los abortistas emprendieron su retirada con la frustración de no haber podido mancillar nuestra Catedral.
Descargaron su furia contra el edificio de la Jefatura de Gobierno y el histórico Cabildo, que quedaron llenos de consignas y de una blasfemia gravísima e inesperada mostrada con rubor inmediatamente abajo. Y se fueron retirando con sus malogradas intenciones bajo el brazo hasta irse por completo.
¡Malditos sean los blasfemos!
Quedaban en nuestras filas algunos contusos leves y un policía con un problema en sus piernas que le impedía caminar. Tuvieron que evacuarlo en ambulancia, pese al silencio de los Medios.
Los mismos Medios, tan críticos como ignorantes de lo que pasa en la Iglesia, que creyeron unos que los católicos eran un desprendimiento de una marcha sindical acaecida esa misma tarde; y otros que había habido dos marchas, una pro y otra anti aborto.
No sabían o no quisieron saber, que allí había un bando que quería profanar la Catedral y otro que intentaba evitarlo, y estaba allí para eso, más que para pedir que no haya ley de aborto.
La periodista del Multimedio Clarín, socio nativo número uno del Nuevo Orden Mundial, relataba exactamente al revés las imágenes que veía. ¡Cosas del periodismo profesional!
Cuando el que esto les relata se apretaba a marcharse, casi el último de todos, se acercó una periodista de Radio Paz 830 AM del Arzobispado de Miami, quien manifestando su sorpresa por el número de jóvenes que se habían congregado en el lugar; me preguntó si no estaba sorprendido por lo mismo.
Le contesté que no; y pasé a explicarle que esos valientes jóvenes, son los frutos de los islotes de Cristiandad que aún quedan en la Iglesia, santuarios que se sostienen sobre dos columnas: la Liturgia Auténtica y la Íntegra Doctrina de Jesucristo.   
No quiero terminar esta breve crónica sin agradecer especialmente a los jóvenes de la Fraternidad San Pío X, que han venido a poner generosamente el cuero en la defensa de la Catedral Primada, que es también la suya, cuando muchos católicos "en perfecta comunión, se contentan a lo más con jugar a los Boy Scouts en sus abúlicas parroquias. ¡Dios se lo pague!
Y para qué seguir hablando si dicen que una imagen vale por mil palabras; sólo me queda decir que varios comentábamos allí la paradoja de tener que pelear con gente que quiere matar sus propios hijos, porque nosotros queremos salvarlos. ¡Eso lo dice todo, son endemoniados!

TLV1 "ARREGLATE COMO PUEDAS" CRÓNICA DE UNA AUTOBIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DE CFK.



Soaje Pinto entrevista a Graciela Brunetti, escritora y autora de varias publicaciones, en este caso la vida de Cristina Elisabet Welhelm de Kirchner
Muestra cómo se desintegra un mundo ordenado y un orden decadente y se crea otro esplendorosamente en su lugar. 
Afirma la entrevistada: "Me motiva, al escuchar el primer discurso de Cristina en el 2007 donde dice algo que era totalmente mentiroso, de un pasado artístico que nunca existió". 
Una carrera maratónica a la presindencia.

¿Y AHORA?



El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo ex miembro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Número CCLXXVII (277), 3 de Noviembre de 2012

Las noticias de la última semana acerca de la expulsión de uno de los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X trajeron un gran número de correos electrónicos de apoyo y aliento. A cada uno de ustedes, muchas gracias. Una división de tal magnitud entre los obispos de la Fraternidad es una gran lástima, pero Dios tiene sus razones para permitir que eso ocurra, y es evidente que muchos de vosotros entienden que la Fe supera la unidad. El mal extremo no es la división, sino la pérdida de la Fe “Porque es menester que haya entre vosotros facciones para que se manifieste entre vosotros cuáles sean los buenos” (I Cor. XI, 19; I Jn. II, 19). En cuanto a cómo va a desarrollarse la guerra titánica entre los amigos y los enemigos de esta Fe, personalmente yo no veo en este momento más que las grandes líneas. Déjenme acudir a tres citas favoritas de Mons. Lefebvre, las cuales c reo se aplican todavía hoy.

En primer lugar, “Debemos seguir a la Providencia y no tratar de adelantarnos a ella”. Si es cierto que “la Caridad todo lo espera” (I Cor. XIII, 7), entonces a la Fraternidad se le debe dar todavía algún tiempo para que pueda enderezarse antes de que la inscribamos como un grupo Tradicional más pasado al enemigo. Por eso dije la semana pasada que los sacerdotes de la FSPX pueden agazaparse por el momento para mirar el rumbo que tomen las cosas, mientras que los fieles pueden seguir asistiendo a las Misas de la Fraternidad, pero todos unos y otros, deben estar alertas (Mt.XXVI,41) sobre eventuales contradicciones en la doctrina y sobre aflojamientos en la moral. La tentación será preferir el confort al rigor y la rutina al trastorno, como fue el caso de miles de sacerdotes y millones de laicos después del Vaticano II, al punto que terminaron por perder la Fe. Nos cabe esperar que la Providencia nos muestre cuál es el camino a seguir. No nos cabe perder la Fe.

En segundo lugar, “El tiempo no respeta nada hecho sin él”. En otras palabras, se necesita tiempo para construir algo sólido. Puede ser que tengamos prisa. No es el caso de Dios. A Mons. Lefebvre le tomó tiempo construir la Fraternidad. El Vaticano II completó su obra diabólica en 1965. Se tuvo que esperar 11 años para que la primera camada importante de sacerdotes saliera del primer Seminario del Arzobispo. Paciencia. Él no se precipitó.

En tercer lugar, “El bien no hace ruido y el ruido no hace bien”. El dominio público hoy está completamente envenenado. Tratar de llegar a una amplia audiencia de los hombres modernos es exponerse al riesgo de que sea el perro el que pasee al amo, que sea la audiencia la que flexibilice al mensaje, y al mensajero, llevándolos a adaptarse a su propia corrupción. Mons. Lefebvre raramente buscó a los medios, pero ellos estaban siempre atrás de él, porque su mensaje era inflexible, y eso era la prueba que nuestra Fe, y no el ruido que podamos hacer sobre la escena pública, es “nuestra victoria sobre el mundo” (I Jn. V, 4).

En breve, pienso que la situación de la Resistencia Católica de hoy llama no a una acción apresurada, sino a medir cuidadosamente a los hombres y a los acontecimientos hasta que la voluntad de Dios aparezca más claramente. Pienso – me puedo equivocar – que Él quiere una red suelta de focos independientes de Resistencia, reunidos alrededor de la Misa, contactándose libremente entre ellos, pero sin la estructura de una falsa obediencia como la que sirvió para hundir a la mayor parte de la Iglesia en la década del 60 y que ahora está hundiendo a la Fraternidad San Pío X. Si están de acuerdo, no duden en aportar su ayuda a la Iniciativa de San Marcelo porque con seguridad va a ser útil, tal vez más pronto de lo que yo pienso. En cuanto a mí, tan pronto como mi situación se estabilice en Inglaterra, estoy dispuesto a poner mis poderes de Obispo a la disposición de quien pueda hacer uso sabio de ellos.

En los Estados Unidos, los cheques pueden ser emitidos a nombre de St Marcel Initiative y enviados a St Marcel Initiative, P.O.Box 764, Carrollton, VA 23314, USA. Las donaciones por tarjeta de crédito o tarjeta de débito o débito bancario directo o transferencia internacional pueden ser hechas en www.stmarcelinitiative.com. Para contribuciones por cheques desde el Reino Unido y la zona Euro, las informaciones adonde podrán ser enviados serán comunicadas tan pronto como sea posible.

Kyrie eleison.